El diseño arquitectónico fue pensado como una flor de nueve pétalos translucidos.
Intentamos resolver dos propósitos centrales:
Crear una escena exterior que muestre la translucidez de los materiales y revele el templo como un elemento emisor de luz.
Crear ambientes de iluminación interior cálidos, monásticos y íntimos, favorables a la meditación y la oración.
El efecto principal de iluminación interior es a la vez indirecto y rasante, la luz acaricia los pétalos de mármol y revela sus complejas formas.