La nueva norma lumínica de Chile protege la astronomía, la biodiversidad y la salud.
Descubre por qué es un paso crucial hacia un futuro más sostenible.
La nueva normativa lumínica en Chile es una noticia que merece celebración. Pero, ¿por qué es tan relevante? En primer lugar, recordemos que la contaminación lumínica es la interferencia en la oscuridad natural de la noche, causada por la emisión innecesaria o inadecuada de luz desde sistemas de alumbrado exterior. Este problema es global y no se limita a áreas urbanas, ya que la luz se propaga rápidamente. Sus efectos más notorios incluyen un brillo o halo luminoso en el cielo debido a la dispersión de la luz, con repercusiones significativas en la biodiversidad, la calidad de vida, la salud y el desarrollo sostenible.
La regulación de la Contaminación Lumínica en Chile se remonta a 1999, con un enfoque principal en la protección de la Observación Astronómica. Sin embargo, la normativa de 2014 vigente hasta octubre de 2023 se aplicaba solo a sistemas de alumbrado exterior en las Regiones de Antofagasta, Atacama y Coquimbo.
A pesar de esta regulación orientada a la observación astronómica, se ha reconocido la necesidad de actualizarla y extenderla a nivel nacional debido al aumento de la contaminación lumínica a nivel mundial y sus efectos negativos, no solo en astronomía, sino también en la biodiversidad y la salud humana. Esto subraya la importancia de abordar este problema y fomentar un uso más eficiente y responsable de la iluminación exterior.
Chile se ha destacado internacionalmente como un lugar de alta calidad para la observación astronómica, con la instalación de megaproyectos astronómicos en el país. Sin embargo, la contaminación lumínica amenaza la capacidad de los telescopios y afecta tanto la astronomía científica como las actividades turísticas relacionadas con la astronomía, con un impacto económico significativo.
Además, la exposición a la luminosidad artificial durante la noche puede alterar el ciclo circadiano de las personas, lo que a su vez puede tener consecuencias negativas para la salud, como la perturbación del sueño y un mayor riesgo de padecer cáncer, enfermedades cardíacas, obesidad y diabetes.
En términos de biodiversidad, la iluminación inadecuada, especialmente aquella con una alta emisión en la banda azul del espectro visible, puede afectar a diversas especies de la fauna, incluyendo aves, reptiles, anfibios, mamíferos e insectos adaptados a un nicho ecológico nocturno. La introducción de luz artificial en sus hábitats puede alterar su ciclo circadiano, comportamiento, reproducción, alimentación y migración.
Se ha identificado un impacto significativo de la contaminación lumínica en aves marinas migratorias en Chile, lo que ha llevado a la clasificación de algunas especies como en peligro de extinción, como la Fardela Blanca, por ejemplo.
Para abordar estos problemas, la nueva normativa lumínica incluye modificaciones que incorporan la biodiversidad como un objeto de protección. La norma se extiende a nivel nacional y establece restricciones más estrictas en el espectro de las luminarias, especialmente en las Áreas de Protección Especial. También se reintroducen restricciones horarias para ciertos tipos de alumbrado y se mejoran los controles para garantizar el cumplimiento de las regulaciones.
La integración de estos aspectos en la nueva regulación, extendida a nivel nacional, marca un hito para elevar la conciencia sobre este tema y transformar nuestra aproximación al diseño de la iluminación urbana. Es imperativo que nos enfoquemos en soluciones eficientes que no solo midan la potencia lumínica, sino que también valoren el bienestar visual, la salud humana y la conservación de la biodiversidad.
Links de Interés:
Artículo: Día mundial de las aves migratorias
Artículo: La sensibilidad lumínica de los árboles
